La obesidad es una enfermedad crónica tratable. Se produce cuando existe
un exceso de tejido adiposo (grasa) en el cuerpo. Aparte del problema que de
por sí representa la obesidad, los expertos advierten de que sus efectos más
negativos se producen porque actúa como un agente que exagera y agrava a corto
plazo y de forma muy evidente patologías graves como la diabetes, la
hipertensión, las complicaciones cardiovasculares (especialmente la cardiopatía
isquémica), e incluso algunos tipos de cáncer como los gastrointestinales.
Con excepción de las personas que son muy musculosas, aquellas cuyo peso
supera en un 20 por ciento o más el punto medio de la escala de peso según el
valor estándar peso/altura, son consideradas obesas. La obesidad puede ser
clasificada como leve (del 20 al 40 por ciento de sobrepeso), moderada (del 41
al 100 por cien de sobrepeso) o grave (más del cien por cien de sobrepeso). La
obesidad es grave en solamente el 0,5 por ciento de las personas obesas.
CAUSAS:
Hay muchas causas implicadas en la aparición del problema. Aparte, de
los malos hábitos de vida (mala alimentación y falta de ejercicio físico)
también existen factores genéticos y orgánicos que inducen su aparición. Investigaciones
recientes sugieren que, por término medio, la influencia genética contribuye en
un 33 por ciento aproximadamente al peso del cuerpo, pero esta influencia puede
ser mayor o menor en una persona en particular.
Están los factores psicológicos, que durante un tiempo fueron
considerados como una importante causa de la obesidad, se consideran
actualmente como una reacción a los fuertes prejuicios y la discriminación
contra las personas obesas. Uno de los tipos de trastorno emocional, la imagen
negativa del cuerpo, es un problema grave para muchas mujeres jóvenes obesas.
Ello conduce a una inseguridad extrema y malestar en ciertas situaciones
sociales.
SÍNTOMAS
DE OBESIDAD:
v
La
acumulación del exceso de grasa debajo del diafragma y en la pared torácica
puede ejercer presión en los pulmones, provocando dificultad para respirar y
ahogo, incluso con un esfuerzo mínimo. La dificultad en la respiración puede
interferir gravemente en el sueño, provocando la parada momentánea de la
respiración (apnea del sueño), lo que causa somnolencia durante el día y otras
complicaciones.
v
La
obesidad puede causar varios problemas ortopédicos, incluyendo dolor en la zona
inferior de la espalda y agravamiento de la artrosis, especialmente en las
caderas, rodillas y tobillos.
v
Los
trastornos cutáneos son particularmente frecuentes. Dado que los obesos tienen
una superficie corporal escasa con relación a su peso, no pueden eliminar el
calor del cuerpo de forma eficiente, por lo que sudan más que las personas
delgadas. Es frecuente asimismo la tumefacción de los pies y los tobillos,
causada por la acumulación a este nivel de pequeñas a moderadas cantidades de
líquido (edemas).
TIPOS
DE OBESIDAD:
La obesidad se clasifica en dos tipos: central o androide y periférica o
imoide. La primera es la más grave y puede conllevar importantes complicaciones
patológicas. La obesidad central localiza la grasa en el tronco y predispone a
sufrir complicaciones metabólicas (especialmente la diabetes tipo 2 y las
dislipemias). La obesidad periférica acumula el depósito de grasa de cintura
para abajo y produce problemas de sobrecarga en las articulaciones.
OBECIDAD MÓRBIDA:
La obesidad mórbida es una de las enfermedades más características de
nuestro tiempo, sobre todo por el número de complicaciones que tiene asociadas.
Para tratarla es necesario el empleo de la cirugía, ya que las dietas no surten
ningún tipo de efecto. Las técnicas para reducirla son de dos tipos:
reseccionistas, encaminadas a inducir una mala absorción de los alimentos, o
restrictivas. Las segundas son menos agresivas, ya que no precisan resecar
nada; basta con reducir el tamaño del estómago para que el paciente no pueda
comer. La cirugía reseccionista es la única forma de que el enfermo pierda peso
en muchos casos de obesidad mórbida. Con las técnicas reductoras se producen
menos efectos secundarios, pero no se pierde peso con la misma facilidad.
Existen tres técnicas quirúrgicas para la obesidad mórbida: la gastroplastia
vertical o técnica de Maxon, la gastroplastia con banda gástrica ajustable o el
"by-pass" gástrico.
OBECIDAD
INFANTIL:
Entraña alteraciones endocrinometabólicas que condicionan un mayor
riesgo cardiovascular en la edad adulta. Estos factores se relacionan,
fundamentalmente, con la edad de inicio de la obesidad y con el tiempo de
evolución. Cuando la obesidad se presenta en edades muy tempranas o cuando el
tiempo que se ha estado padeciendo es prolongado, el riesgo de presentar
eventos cardiovasculares en la edad adulta es también más elevado. Los médicos
aconsejan que para prevenir la obesidad en los niños es bueno que la dieta sea
variada y elástica, reduciendo las grasas de la bollería, pastelería y la
comida industrial en general. También es fundamental que hagan ejercicio, que
sean conscientes de que deben tener una alimentación sana y que no vean tanto
la televisión.
TRATAMIENTOS:
La mejor forma de tratar la enfermedad es previniéndola, identificando
precozmente a los pacientes en los que a partir de los 20-25 años comienza a
cambiar el peso. Los médicos consideran que el obeso debe ser considerado como
un enfermo crónico que requiere un tratamiento a largo plazo, con normas
alimentarias, modificación de los hábitos de conducta, ejercicio físico y
terapia farmacológica. Los nuevos enfoques terapéuticos están basados en
promover una pérdida de peso con programas de control de las enfermedades y
problemas asociados, que dan lugar a problemas vasculares, cardiacos y
metabólicos.
El obeso no debe perder kilos sino masa grasa, con pérdidas pequeñas y
duraderas que impliquen una rentabilidad metabólica. Es necesario consolidar la
pérdida de peso a largo plazo, y además, reducir el riesgo de muerte prematura,
de enfermedad cardiaca, metabólica y vascular. En ciertos casos, los médicos
pueden decidir que, además de cambiar la dieta y realizar ejercicio físico, es
necesario completar el tratamiento con fármacos, que deben ser administrados
con una dieta moderadamente hipocalórica y equilibrada